Buchenwald

La mañana comenzaba con un poco de musica "alegre" en el campo de concentracion de Buchenwald. El Coronel Landa apenas despertaba, serca de las ocho y treinta de la mañana. Tan temprano y ya habia disparos en los patios del campo.
La radio dejaba de tocar musica para pasar uno de los anunios de Goebbels y sus mensajes sobre la superioridad de la raza hacian que le doliera la cabeza. Se vestia lento y con esmero mientras escuchaba el discurzo de "Esa rata blanca" como le solian llamar.
Al finalizar de vestirse se bajo desde su habitacion en el castillo del campo hasta el patio central del campo. Donde las tropas estaban en fila como era d rutina por la mañana. Despues de que el teniente pasara lista los hombres volvian a sus lugares a sus puestos y los judios seguian en el duro trabajo supervisado por Landa.

Entrando a una de las bodegas donde se fabricaban las municiones para aviones al ver entrar al joven coronel todos inclinaban la cabeza y bajaban sus miradas temrosos. Sus botas negras relusientes iban dejando marca en el suelo polvoriento dl lugar. Lo alto y lo ancho de hombros hacia causar mas temor entre los judios que no se atrevian levantar la vista.
Caminaba con las manos en la espalda con un pequeño latigo en la mano. A eso instantes mientras cruzaba la bodega un hombre dejo caer un trozo de metal, manchando una pequeña parte de la bota del coronel.

El judio, delgado y anciano se puso de rodillas y con sus ropajos trato de limpiar la mancha de polvo. El coronel apreto las manos en el latigo haciendolo sonar un chillido por el cuero de sus guants y el del latigo, golpeando fuertemente la mejilla del hombre, que se hechaba para atras llorando con la mejilla cortada. Hanz se acerco a el pro una voz femenina lo detubo.

-Coronel...la candidata a secretaria espera...- informo la voz de su ama de llavez.
-Dile...que espere en mi oficina.- le dijo mirando al judio con odio. Pasando a dar media vuelta para ir a su encuentro.

Como era costumbre de una buena mujer, me levante a las 6 de la mañana, el sonido de los gallos hacian que me despertara. Entonces comenzaba la rutina diaria, el aseo y el arreglo de mi cama, bajaba las escaleras para preparar el desayuno de mi esposo y desayunar rapidamente juntos pues teniamos obligaciones.

Ese día hojeando la gaceta me percate de la vacante como secretaria del coronel, tenia deseos de trabajar en algo mas que labores del hogar, pero guarde mi deseo dentro de mi, pues mi esposo no dejaria que trabajara; asi que al irse de la casa fue cuando me dispuse a llegar hasta el campo de concentracion donde se encontraba.

Me arregle muy formal, aseada y olorosa entre hasta ese lugar nuevo para mi, aunque desde afuera muchos eran los rumores, al entrar me hicieron esperar en la oficina principal del coronel. Cruzada de piernas y con una postura recta espere.

Entraba de nuevo al castillo dentro del campo, subiendo las escaleras en direccion a su despacho. Como siempre, formal y recto incluzo para subir escaleras mantenia su postura de coronel. Se encaminaba a su despacho rapido para ver a la secretaria...o a la vieja que hecharia.

Como sus camaradas el era distinto. Todos eran hombres vijeos, regordetos, altos rubios en extremo y sus secretarias, señoras mañores, alguna que otra joven. Por eso se speraba a una mujer con horribles lentes y un vestido anticuado estaba listo para decirle no antes del formal saludo de Heil Hitler!. Pero ella igual se asombraria al ver que alguien tan joven ya llevara administracion de uno de los campos de consentracion mas grandes de Alemania.

Al fin de las escaleras abrio las puertas de su ofiina y miro a una mujer en espera. "Esa es?" se pregunto al mirarla tan joven, viva y fresca. Dio informe de su llegada parandose recto y haciendo sonar leve el tacon de su bota y espero al saludo.

Seguia en una postura recta cruzada de piernas mirando algunas fotografias que estaban en la pared y algunas cosas que adornaban el escritorio del coronel cuando escuche el resonar de un tacon de bota y la puerta abrise; con un movimiento rapido pero no brusco, me levante formal, recta mire hacia el; y me quedé algo sorprendida al ver lo que estaba frente a mi, dude por unos segundos en alzar la mano, pues ese sujeto se veia demasiado joven para ser coronel pero al mirar su insignia en su uniforme lo corrobore; asi que alze mi mano derecha y lo salude como se debia -"Heil Hitler!!"- dije con firmeza en mi voz, pero muy femenina.

Miro a la mujer de pies a cabeza y la siguio con el mismo acto levantando su brazo derecho.
-Heil Hitler!- dijo firme, su voz lleno la habitacion. Despues bajo su brazo y rompio la postura al caminar a su sillon detras del escritorio de madera pulida.
Antes de sentarse espero a que ella lo hiziera primero. Sin perder la vista de ella, pasando sus ojos por todo ella sin disumularlo. El era un coronel deboto del Fuhrer no tenia porque ocultar nada.
Despues de que ella tomara haciendo el hizo lo mismo mirandola a los ojos y dejandola comenzar.

Me mantenia seria pero sin verme enojada, apenas y en mi boca se dibujaba una pequeña sonrisa al mirarlo, siendo amable y sin olvidar ninguno de los modales de mujer. Cuando camino a su escritorio, me di la media vuelta y al darme permiso de sentarme nuevamente, lo hize volviendo a cruzar la pierna, con la espalda erguida, con movimientos muy suaves y femeninos, sintiendo su mirada en mi. Asi que sin más, sin miedos y muy segura de mi misma como solía ser a pesar de ser una mujer ama de casa me dispuse a hablar.

-Buen dia Coronel, agradezco su tiempo; me presento, mi nombre es Elizabeth Marshall, tengo 28 años y estoy muy interesada en la vacante de su secretaria personal; estos son mis documentos- acerqué pocos centimetros una carpeta que traia en mano, espere unos momentos por si queria decir algo.

La miraba aanalizandola por ahora. -Buenos dias...-respondio rapido mientras la escuchaba se memorizaba cada palabra que decia, era tipio en el.
Al ver la carpeta la tomo entre sus manos y la abrio, leyendo los datos y grabandolos.
-Mh...Roger Marshall es su padre ?- preguntaba por el teniente de infanteria del castillo de Berlin uno de los encargados de las tropas de asalto de Fuhrer.

Despues de un momento miro atento. - Casada ?...tan joven ?- pero era normal en esa epoca, mas con chicas bonitas como ella. Continuo leyendo los papeles mientras la escuchaba responder.

Lo miraba mientras el echaba un vistazo a mis documentos. Al escuchar el nombre de mi padre respondi. -Asi es, él es mi padre, por ello mi gusto por este ambiente, y tengo conocimiento previo de la mayoria de las situaciones militaresm incluso se manejar algunos tipos de armas cortas; el fue mi maestro. Además sé hablar 3 idiomas mas: ingles aleman y frances.

Cuando comento lo de que estaba casada sonrei un poco más; sin embargo no queria entrar en detalles acerca de eso. - Si, soy casada". dije sin mas.

La escuchaba atentamente hablar de lo que sabia, podia hacer, de lo que su padre era y contesto. - Un Gran soldado...- dijo recordando la ultima vez que lo habia visto en una cena de gala en la cancilleria. Todos los altos rangos staban presentes en esa velada.
Encuanto a lo de su matrimonio solo cerro la carpeta y la puso sobre su escritorio.

Se puso de pie sin mas y sirvio dos pequeñas copas de un whisky Aleman, poniendo una de las copas frente a ella y la otra tomandola de un solo trago. Camino por la habitacion mirandola, levemente perverso (angel)

-Lo es...- dije casi egocentrica y orgullosa de mi padre a pesar que tenia mucho tiempo sin verlo y sin saber siquiera si aun seguia vivo. Lo segui con la mirada acercandose a su mesa de cedro barnizada donde tenia una botella de whisky aleman, colocando hielo y sirviendo dos copas. Entonces acerco una de ellas a mi, no era de aquellas mujeres que bebian demasiado pero acepte el gesto; despues de todo estaba con el coronel.

-Le agradezco...- modales ante todo al recibir la copa, segui con mis ojos uos cuantos pasos hasta que lo perdi de mi alcanze pues caminaba detras de mi. Entonces bebi de mi copa un trago pequeño.

-Necesita algo mas coronel? algun papel, algo que quisiera saber?-no tenia miedo de hablarle mas sin embargo mantenia un gran respeto hacia el.

La miraba desde atras, miraba su espalda y sus cabellos con mucha sernidad, Analizando las ultimas dos preguntas que ella habia hecho. Tomo de nuevo su pequeño latigo que servia apra golpear caballos y se acerco mas a ella.
-No, no necesito otro papel...todo en sus paples lo veo muy en regla, aparte de ser hija de un gran teniente.-
Suspiro apenas y puso la parte del cuero de su latigo sercca al cuello.
-Solo necesito una secretaria en laa que pueda confiar...y no se si en usted pueda...-dijo aariciandole el cuello con el latigo.

Cuando senti "algo" acariciar mi cuello hize un movimiento suave al sentir el cosquilleo y dirigi la mirada a ese "algo" fue cuando vi de reojo el latigo y una parte de el; me sorprendio pero sabia a lo que podia atenerme en aquel lugar, solo que de el no me lo esperaba.

-Soy muy confiable coronel, lo que usted me diga y me pida solo lo sabremos los dos-le refiriendome a sus asuntos miilitares aunque no sabia como lo tomaria.

Se quedo un momento de pie en silencio. Analizando aquello, sabia por donde lo habia tirado el, pro el como buen soldado y coronel de aquella epoca todo lo tomaba a su buen venir.
Aparto el latigo de ella y se sento en la silla junto a ella mirandola, poniendo el latigo sobre el escritoio.
-Yo quiero que usted y yo solo sepamos cosas...delas que jamas le podria contar a su marido y a su padre.
-Cosas...muy entre usted y yo.- dijo poniendo una mano en la rodilla d ella y acariciandola lentamente. - Me explico ?- pregunto mirandola a los ojos.

Dirigi la mirada a sus ojos en cuanto se me acerco y escuchaba atenta a lo que casi susurraba; posteriormente mire su mano sobre mi rodilla y tome un poco de aire lo mire nuevamente a los ojos y sin permiso me levante de la silla donde estaba camine dos pasos dandole a espada; pensando en lo que habia dicho; pues era algo "indebido", pero prometedor, por ser un coronel.

-Ehmmm..- me quede sin palabras un momento dandole la espalda de pie, pensando rapido en lo que pudiera decir.

-Su mujer no esta cerca de aqui coronel?- Lanze la pregunta sin temor, ya en un ambiente mas privado, queria deifinir bien lo que contestaria.

No hizo ningun movimiento cuando ella se levanto, solo la miro con tranquilidad, como hace un rato, solo mirando su espalda y su cabello.
Suspiro apenas y despues rio por lo que dijo.
-No...-rio suave y se acomodo en la silla para contestar con una sonrisa apenas. - No...no tengo mujer.- Muy extraño que alguien con su posicion no tubiera mujer.
Entonces solo espro a su siguente acto mientras la miraba con tranquilidad.

-Bien...ya veo y comprendo- me puse una mano en la cintura y me di la vuelta mirandolo con una pequeña sonrisita picara.

-Creo que tendra que buscar otra secretaria de confianza Coronel, creo que no podre ayudarle esta vez- seguia mirandolo, la verdad es que era un hombre muy apuesto y con mucha desicion, seguro que cualquier mujer desearia estar en mi lugar en ese momento pero no queria y no debia tomar desiciones tan precipitadas, como quiera que fuera, mi esposo estaria esperandome en casa.

Entrecerro apenas los ojos. -Venga sientec aqui.- dijo señalando su escritorio.
No iba a dejar a ir a esa futura secretaria. Ella deberia de tener un punto que el pudiera enontrar y tocar.
Espero a que ella se acerara, la veia muy dudosa, tenia que hacerla confiar o hacerla entrar en calor. Y Eso seria lo primero que iba hacer.
Mantubo la postura en esa silla de cuero en lugar de ir a su silla mas comoda.

No podia dejar de sonreir, trataba de no hacerlo pero no podia la verdad es que era muy tentador, pero no podia dejarme llevar solo asi.

Camine hacia el despacio mirandolo a sus ojos verdes y me sente en la silla, no en el escritorio como pedia, cruce la pierna sin perder el estilo y la rectitud.

-Digame- Dije sutil, voz baja suave y femenina, incline un poco la cabeza.

La miro venir con ese caminado m uy femenino y unico de ese tiempo que solo pocas mujeres teian. Nego con la abeza y con el latigo señalo el lugar donde la queria sentada. EN el escritorio frente a ella.
Entones sonrio apenas esperando a ver que le hiziera caso.

-Con su perdon coronel..pero las mujeres decentes no nos sentamos encima de la mesa- me cruze de brazos sonriente apenas y lo mire, no se porke aun me tenia ahi si era tan terca, cualquier otro me hubiera "despedido"

-Si, lo se. - hizo una pausa y le sirvio mas whisky igual a el. -Pero no esta nuestro Fuhrer...ni su marido- sonrio con lo ultimo y volvio a señalar el escritorio con el latigo. El como ella era terco y no se iba a dentener ocn facilidad.

Tome la copa y bebi un trago, lo miraba y rei leve por lo ke decia.

-Coronel....Landa verdad?, es usted un hombre muuy persistente- le decia con esa voz suave y delicada como era, casi seductora. Me levante despacio y me recargue en el escritorio subiendome despacio y volviendo a cruzar la pierna, acomdandome la falda para que no se me viera nada.

Sonrio al momento que ella tomo su copa y el hizo lo mismo. Poniendose de pie.
-Si. Landa.- le afirmo y camino un poco para cerrar apenas las cortinas de su despacho dejando solo que la luz entrara. Entonces e guiro a ella caminando lento.
-Si...por eso estoy en el rango en el que estoy.-
Y era verdad, habia llegado lejos en tan poco tiempo por haber luchado demasiado y jamas dejar a lado lo que queria hasta conseguirlo.
Se acero demasiado a ella y le descruzo las piernas, sonrio apenas, toandola con mucho cuidado. Esperando su reaccion.

Aun con la copa en la mano lo veia caminar, era muy apuesto y su actitud autoritaria me atraia. Cuando llego hasta mi, mirarlo de cerca fue inquietante, cuando toco mis piernas senti nervios de lo que pasaria despues, mas sin embargo no dejaba mi actitud de toda una dama, la pose y la tranquilidad.

Respire profundo. -Un rango muy deseado...muy...importante- lo miraba y bebi el ultimo trago de mi copa.

-Demasiado importante.- susurro apenas abriendole un poco mas las piernas. No podia ver entre ellas ya que la miraba a los ojos. Pero guio con suavidad su latigo acariciando entre sus piernas, suave y lento para que sintiera el cuero frio del latigo hasta que llego a su parte mas oculta. Acariciandola sobre sus bragas con el latigo.
Sonrio leve y se acerco apenas a su rostro mirandola a los ojos sin perder la postura.